Blog destinado para personas interesadas en filosofía e historia

jueves, 30 de diciembre de 2010

La historia de bronce

La historia de bronce

Carta de viaje

Carlos Tello Díaz

  • Enviar Nota
  •  
  • Imprimir
  • 2009-09-11•Política
¿Para qué sirve celebrar el Grito? ¿Para qué sirve conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución? Sirve no para explicar los episodios del pasado —la ceremonia no los explica—, sino para organizar ese pasado en función de los requisitos del presente. Es la función ideológica de la historia, que hay que distinguir de su función científica. Los fines de la historia son científicos cuando no pretenden sino describir un hecho, singular, irrepetible, para dar una representación legítima del pasado; son ideológicos cuando buscan interpretar los hechos en función de una idea, con el objeto de dar una visión pragmática del pasado. Ambas facetas son distintas, a veces contradictorias, pero también complementarias. La historia como ciencia plantea preguntas que no pueden ser articuladas fuera de un marco ideológico y la historia como ideología corre el riesgo de perder su autoridad si desprecia en exceso el rigor científico.
Tucídides, interesado en “conocer la verdad de las cosas pasadas”, es el padre de la historia científica. Plutarco, evocador de “vidas ejemplares”, es el padre de la historia didáctica. La historia didáctica (o reverencial o pragmática o monumental) es la que predomina en México en vísperas del Bicentenario. Luis González la llamaba “historia de bronce”. Su propia historia es larga. Fue celebrada por la Antigüedad (“maestra de la vida”, la llamó Cicerón) y sacralizada por la Edad Media (“gran anciana consejera y orientadora”, la llamó el papa Pío II). Pero llegó a su plenitud en el siglo XIX, cuando, al ofrecer la certeza de un pasado colectivo, se impuso como elemento de unificación entre las naciones que surgían en América y Europa. La historia hacía inteligibles los lazos que unían a la colectividad, con lo que contribuía decisivamente a dar cohesión y unidad a los pueblos.
Todos los gobiernos del mundo privilegian la historia didáctica sobre la historia científica, por medio de sus discursos, sus actos y sus monumentos. En México, en el siglo XIX, esa historia fue utilizada para consolidar la nacionalidad. Los mexicanos conocieron entonces su primera historia oficial, la del liberalismo triunfante, hecha por Díaz, quien es el inventor del culto a Benito Juárez (el Hemiciclo, la Avenida Juárez). Esa historia oficial culminó con las Fiestas del Centenario. La Revolución no la cambió, la refrendó, aunque expulsó a su autor de la constelación de los héroes de la Patria.
Quiero citar a Paul Valéry, que detestaba la historia didáctica que predomina en México. “Hace soñar, embriaga a los pueblos, engendra en ellos una falsa memoria, exagera sus reflejos, mantiene sus viejas llagas, los atormenta en el reposo, los conduce al delirio de grandeza o al de persecución, y vuelve a las naciones amargas, soberbias, insoportables y vanas”. Es el sentir de un grupo de historiadores que convoca Nexos este mes, para preguntar qué celebramos en el Bicentenario. Todos reivindican a la historia científica en esta coyuntura. Conocen las formas que tiene el poder de usar y abusar de la historia del país. “Y por eso preferimos que nuestra disciplina, nuestro oficio, se mantenga a un lado del foro y del circo conmemorativo” (Jean Meyer). Yo me uno a ellos. Algo muy distinto pasó en Francia durante el bicentenario de 1789, que fue usado como una ocasión para reflexionar sobre la Revolución. En México no, los historiadores están ya ausentes de la fiesta.

1 comentario:

  1. Este texto como su nombre lo dice habla sobre la historia de bronce en México, pero ¿que es la historia de bronce? es la historia oficial de cada país es decir la que se maneja a conveniencia del gobierno en turno, la que se encarga de ensalzar héroes y repudiar a los villanos. Esta es la historia que... en mi opinión conviene dejarla a un lado pues la historia debe de ser vista desde un punto de vista objetivo. Es una carta de Carlos Tello Díaz, en la cual creo que hace una buena pregunta a todos los mexicanos ¿hubo motivos para celebrar el bicentenario de la independencia?... la respuesta solamente queda a criterio de cada uno de nosotros. Y creo que al final tiene mucha razón, cito, los historiadores, están ya ausentes de la fiesta.

    ResponderEliminar